Padre que estás en el cielo, nos rendimos a tu amor, el mismo amor con el que Cristo viene a nosotros. Como niños decimos todos los días al mismo Señor Jesús: «¡Señor Jesús, ven, ven! Aunque hoy no podemos verte, porque los tiempos han cambiado, ven al mundo, ven más y más en la historia del mundo. Envía cada vez más de tu naturaleza y bondad, a todo corazón humano.